Tras el término de la guerra los antiguos contendientes comenzaron la reconstrucción de cada una de sus economías. En 1919 fue un año de relativo crecimiento debido a la demanda de bienes de consumo doméstico y al positivo efecto ejercido por los créditos norteamericanos.
No obstante las secuelas de la guerra (inflación, des-movilización de tropas, falta de puestos de trabajo, endeudamiento, dislocamiento financiero, etc) condujeron a una recesión que se inició en 1920 y no se superó hasta 1924. Este retroceso obedeció a causas relacionadas con las dificultades en la reconversión de una economía bélica a otra de paz y a desajustes entre la oferta y la demanda.
Dos factores fueron determinantes para dar paso a la crisis; las deudas contraídas durante el enfrentamiento, y las deudas surgidas tras las reparaciones de guerra que Alemania estaba obligada a pagar a los vencedores esto estipulado en el tratado de Versalles. La relación entre estas dos deudas fue estrecha, y por ende los créditos americanos jugaron un papel fundamental en la solución de estos.
Además de estos dos factores, los inicios de la década del 20 será conocida a nivel mundial con el nombre de los locos años 20, ya que estará marcada por grandes cambios tanto políticos, sociales y económicos.
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